Nos encontramos ante una nueva crisis internacional que está afectando, de manera directa, al transporte marítimo y a los principales puertos internacionales, los cuales ya están notando sus efectos. Además de la sequía del mar Rojo, hay que sumar los conflictos que desde enero de este año se han producido por los ataques de los hutíes de Yemen a los barcos, los cuales han provocado que cerca del 70% de los buques que cruzaban el mar Rojo hayan tenido que buscar una ruta alternativa, siendo desviados por el puerto de Buena Esperanza, generando un aumento en el tiempo de tránsito y el consecuente encarecimiento de las rutas.   

Cabe añadir que estos nuevos itinerarios, al incrementar los días de ruta, afectan directamente a la disponibilidad de contenedores, a lo que, si se suma el aumento de las exportaciones de China, provoca un aumento en el tiempo de espera de los buques en los puertos, siendo los más afectados los puertos asiáticos.

Esta crisis también se está notando en Europa, sobre todo en el puerto de Rotterdam, principal entrada de mercancías en el viejo continente, todo ello como consecuencia de la incertidumbre en el mar Rojo. 

Una de las navieras más emblemáticas ha asegurado que finalmente dejará de operar por el mar Rojo y seguirá la ruta bordeando Sudáfrica por el Cabo de Buena Esperanza, generando una bajada de disponibilidad de contenedores en el trimestre pasado de entre el 15% y 20% en las rutas que van entre Asia y Europa. 

Por otro lado, el periodo álgido de comercio desde China son los meses de junio a agosto, pero este año se ha adelantado al mes de abril por culpa de las tensiones socio-económicas entre China y Estados Unidos, haciendo que las reservas se hayan adelantado, incrementando la carga de envíos. 

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