Por cuarto año consecutivo, en 2014 aumentó el número de traslados al extranjero, un 26%. En algunos casos, los beneficios que obtienen quienes ahora se desplazan se han reducido.
Eran los más envidiados de la empresa. Casa y coche pagados, la mejor educación internacional para sus hijos, buenos puestos de trabajo para sus parejas, abultados complementos salariales y una vida de alto nivel asegurada en algún destino paradisiaco de América Latina o EEUU. Los expatriados españoles fueron durante años un referente para sus colegas de oficina.
La crisis económica obligó a sus compañías y, por ende a ellos, a hacer las maletas y subirse al tren de la internacionalización. Empresas de mayor o menor tamaño y, sobre todo, multinacionales de la construcción, la energía y el sector de la banca comenzaron a enviar, casi de forma masiva, a muchos de sus trabajadores a liderar sus grandes proyectos en el exterior, y así hacer frente a la caída del mercado doméstico.
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